4 de noviembre de 2006

Los gazapos de Roberto Arlt


Prohibido pisar el esófago.

El primer capítulo de El juguete rabioso se titula “Los ladrones”. En cierto pasaje, Arlt escribe:

Un agente de policía cruzó el herbero de la plaza hacia nosotros.

De acuerdo con el DRAE, herbero (del lat. herbarius) no es otra cosa que el “esófago o tragadero del animal rumiante”. Siendo esto así, será difícil representarse un esófago de vaca que descanse en una plaza y que, además, sea cruzado por un agente de policía.

Sin duda, Arlt relacionó el sonido de herbero con la hierba de la plaza, y obró en consecuencia, utilizando aquel vocablo en lugar de, por ejemplo, césped.

Fernando Sorrentino, otro atrapado por el fervor de las palabras, publica en el último número de la revista Espéculo un trabajo donde enmienda la plana a Roberto Arlt. Anota algunas imprecisiones léxicas cometidas por el autor argentino en una de sus novelas más notables: El juguete rabioso (1926). Lo cual vuelve a demostrar la verdad del dicho «Hasta el mejor escribano deja caer un borrón» (seis borrones, en este caso) y de su equivalente latiniculto «Quandoque bonus dormitat Homerus».

1 comentario:

Anónimo dijo...

Igual era una muestra de literatura surrealista, jul jul.