2 de diciembre de 2006

TENDENCIAS


El observador atento se habrá percatado de la tendencia que empieza a adquirir el sustantivo «tendencia» en determinados ámbitos. Se ha convertido ya en un sinónimo de «moda». Si nos hablan de las «tendencias en el vestir» no se refieren a los diferentes estilos y gustos de ropa, antiguos o actuales, juveniles o clásicos, sino exclusivamente a lo que imponen las grandes firmas y las pasarelas de cada temporada.

Sin embargo «tender» es inclinarse o propender en una dirección. Hay tendencias rabiosamente vanguardistas igual que las hay retardatarias; por eso, «tendencia» carece de significado por sí misma y precisa de un complemento indicativo del punto hacia donde se mira («ese músico tiene tendencia al folclore celta») o de un adjetivo que precise esa orientación («tendencias asesinas», «tendencia conservadora»).

Este nuevo empleo de «tendencia» a secas como equivalente de «moda», de «lo que se lleva» (o, por ser más precisos, de «lo que se va a llevar») ha cuajado no sólo en ámbitos del consumo y de la publicidad, sino en la misma prensa: muchos periódicos incluyen ya secciones con el título de «Tendencias» dirigidas sólo a los jóvenes, a quienes informan de lo más «cool» del momento. Aunque en cualquier campo del gusto o de la opinión las tendencias puedan ser innumerables, la tendencia por antonomasia empieza a ser sólo la que apunta a lo moderno. Entretanto, «moda» va quedando desplazada como palabra subalterna («tendencias de moda») cuando no anticuada. A este paso, el uso tendencioso de «tendencia» acabará por hacerla desaparecer.

(Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 29.11.06).

1 comentario:

alvarhillo dijo...

Y todas son tendentes a la nadería más absoluta.