29 de noviembre de 2006

"AROMA CORPORATIVO"


No es lo que a primera vista parece. El aroma corporativo no tiene que ver con el ambientillo humano que se forma en los transportes públicos a las horas punta o en las aulas de los colegios después de la clase de gimnasia. Es un perfume expresamente creado en los laboratorios para empresas o firmas comerciales.


De igual modo que muchas de ellas se distinguen por los logotipos, los colores o el diseño de mobiliario en sus establecimientos (la llamada «imagen corporativa»), empiezan a fabricarse olores de marca para que los clientes asocien el producto con determinadas sensaciones olfativas.

28 de noviembre de 2006

Anagramas


Entre las decisiones de Zurriagazo de Torpe y las salidas de Arroyo Manija no ganamos para sustos. Por si eso fuera poco, Don Egolatría nos suelta de vez en cuando alguna de las suyas, y si no es él son otros como Vidorra Roca o Planeador Audaz.

La creación de anagramas ha sido algo más que un entretenimiento infantil. En la literatura, muchos escritores los han empleado para ocultar sus nombres o los de las personas retratadas en sus obras, o como simples juegos de ingenio. Vladimir Nabókov utilizó en Lolita su anagrama «Vivian Darkbloom». Es famoso el «Avida dollars» de Salvador Dalí. Se cuenta que el poeta Nicanor Parra dedicó a Pablo Neruda el de «Un Nobel para Ud.».

Ahora ya no hay que romperse la cabeza para dar con anagramas ocurrentes. Un generador de anagramas en la internet los da ya hechos. Para empezar prueben con sus nombres y apellidos: seguro que sale algo gracioso.

27 de noviembre de 2006

Mapudungun


Los defensores de otras lenguas minoritarias estarían encantados si Bill Gates pusiera su ojos en ellas. Pero a los indígenas mapuches les ha resultado ultrajante el lanzamiento del sistema Windows XP en lengua mapudungun (o mapuzugun). Otro capítulo más para la extraña historia de la interculturalidad.

La música de los apellidos


El joven líder de Ciutadans-Partido de la Ciudadanía, Albert Rivera, está pasando unos días difíciles después de haberse sabido de su pasada militancia en el Partido Popular. Corre incluso el rumor de que por ese motivo ha presentado su dimisión a dos personas significadas del partido: el catedrático Francesc de Carreras, miembro del grupo fundador, y el diputado José Domingo, número dos de la lista en el Parlamento catalán. En la bitácora de Arcadi Espada alguien se ha hecho eco del rumor:
«He escuchado que este sábado Rivera presentó su dimisión a Carreras y a Domingo».
Y un guasón le ha respondido:
«¿Y no se la ha presentado también a Pavarotti?».

Todo esto ocurre en Barcelona, la ciudad en cuyo Liceu se representa la ópera Lucia di Lammermoor de Donizetti. El papel de Lucia corre a cargo de una joven y prometedora soprano llamada Mariola Cantarero. Con ese apellido tiene que bordarlo.

26 de noviembre de 2006

Niebla verbal

El presidente Zapatero afirma que su Ejecutivo «extremará lo que representa acreditar la voluntad de la banda terrorista para abandonar las armas». La declaración del presidente aparece reproducida en los mismos términos en varios periódicos del 26 de noviembre, de manera que por extraño que parezca debió de decirlas así, con esas palabras y en ese orden. Despojada de bullshit, la frase podría quedar en «El Gobierno comprobará si Eta está por la labor». Pero nosotros no somos quiénes para poner en claro lo que una alta autoridad expresa en oscuro. Tal vez quiso decir otra cosa. O, quién sabe, no pretendía decir nada sino sólo salir del paso.

25 de noviembre de 2006

"Hacer los deberes"


Los «deberes» escolares -dichos así, en plural- se están extinguiendo. La expresión apenas se emplea ya en el lenguaje de la enseñanza y en las jergas pedagógicas, y en el mejor de los casos ha quedado en una fórmula coloquial de uso doméstico equivalente a «la tarea». Sin embargo no desaparecerá del todo: la han tomado prestada los políticos, cosa que siempre es una garantía de supervivencia. La reprimenda por «no haber hecho los deberes» o haberlos hecho mal parece hoy más propia de diputados que de padres o madres de escolares. Surge en el discurso polemista cuando el que critica trata de colocarse por encima del adversario, a quien dirige sus críticas desde una cierta superioridad moral similar a la del maestro que amonesta al mal estudiante. Si se ha adoptado para este nuevo ámbito de uso es debido a la creencia de que el término «deberes» aplicado a los trabajos escolares –sólo a los que han de hacerse fuera de las aulas- viene de tiempos inmemoriales. O sea, que tiene algo de vieja escuela y por tanto de autoridad inapelable. Pero no ocurre así. «Hacer los deberes» pertenece a etapas recientes de la historia de la enseñanza, y no ingresó en el DRAE hasta la edición de 1983 con la definición de «ejercicios que, como complemento de lo aprendido en clase, se encargan, para hacerlos fuera de ella, al alumno en los primeros años de enseñanza». No es una expresión «de largo recorrido», por decirlo con un giro de moda. Nació hace relativamente poco y todo lleva a pensar que está en las últimas etapas de su ciclo vital.

(Publicado en 'Juego de Palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 23.11.06)

"UN POCO"

Gramaticalmente, «poco» es un adjetivo («poca cosa», «pocas personas») y también un adverbio («ha tardado poco») que en ocasiones se sustantiva anteponiéndole el determinante «un» y seguido de la preposición «de» («préstame un poco de atención», «probaron un poco de comida»). Pero en este último uso el sintagma «un poco» ha perdido en parte su valor y se ha deslizado al terreno de la muletilla verbal, de forma que ya es muy frecuente oírlo como fórmula autónoma que se encaja en cualquier lugar de la frase, sin función gramatical alguna y sin significado preciso. «Debemos considerar un poco que los ciudadanos también tienden un poco a exigir a los gobernantes un poco demasiado», señalaba días atrás un político. «Yo creo un poco que podríamos hacer las cosas un poco de otra manera», proponía un capataz a los obreros a su cargo. No es fácil dar con una explicación para este incremento de pocos que en realidad son nadas. Como todas las expresiones parasitarias («bueno...», «lo que es...», «la verdad es que...», «de alguna manera...»), carece de utilidad y sólo provoca alargamientos de la frase. No obstante, muchos de los «un poco» incrustados en el discurso suelen ser síntoma de falta de convicción en las afirmaciones, de inseguridad en las ideas expuestas, de miedo a molestar al oyente o de meliflua y falsa modestia. Aunque parezca una pequeñez, recuérdese aquello de «un grano no hace granero, pero ayuda al compañero». El compañero es en este caso la mala oratoria. De modo que un poquito de por favor con el lenguaje: ahorrémosle el gasto en palabras inútiles.

(Publicado en 'Juego de Palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 15.11.06)

El ciclista [di]lapidado



Entrevistaba de madrugada José Ramón de la Morena a Roberto Heras, a propósito de algo relacionado con la operación Puerto. El locutor trataba al ciclista sancionado por dopaje con cierto afecto, tanto que en un momento dado de la entrevista exclamó compungido: «Te han machacado, te han dilapidado». Al oyente le quedó la duda de si hablaba de carreras desperdiciadas o de linchamientos a pedradas.

El espía que volvió del frío


Aunque los manuales y la costumbre aconsejen el empleo de los verbos en presente para titular las noticias, hay ocasiones en que el tiempo verbal suena, más que a presente histórico, a presente truculento. Hay que leerlo dos veces para entender que el espía no ha resucitado, sino que dejó sus acusaciones escritas en una carta antes de morir. Lo cierto es que entre la comida japonesa, el polonio 210 y estos papeles de ahora, el asunto Litvinenko está adquiriendo dimensiones novelescas.

(Portada de El País, 25.11.07)

23 de noviembre de 2006

Una explosión verbal


Podrían ser las palabras de una víctima de algo gordo recogidas en la sección de sucesos. Sin embargo el titular aparece en la zona de fútbol, esa prodigiosa región de los periódicos. Claro que, al leer el texto de la noticia, uno empieza a comprender la queja del pobre míster:

Lo que más irrita a Irureta son las apreturas en el calendario que se le han formado en once días de enero[...]. “Observo que el mes de enero no va a ser la etapa reina, sino la súper reina del Tour, porque nos meten el partido del Barcelona y, una vez más, el único que paga las consecuencias del Mundialito es el Betis, que es al único al que le joden por todos lados. La Federación te lo mete antes de acabar la primera vuelta, aunque se podría hacer en una fecha anterior o en Navidad y apretarnos todos, pero no, y el que paga las consecuencias del Mundialito del Barcelona es el Betis. Es la cuesta de enero”, dijo con total sinceridad.

Con total sinceridad. Y tanto.

22 de noviembre de 2006

[LOS] PIRINEOS




La tendencia al exterminio de los artículos se ha extendido por toda la península y ha llegado ya a los Pirineos. Nadie dice «cruzar Apeninos» ni «hacer turismo en Andes» ni «sobrevolar Cárpatos», porque en los tres casos se trata de cadenas montañosas denominadas con sus correspondientes artículos: los Apeninos, los Andes, los Cárpatos. Pero a los Pirineos se les birla el artículo con toda desfachatez. Llega la estación de las nieves: observen cuánta gente dice que va a esquiar «a Pirineos». La Fundéu ha dado un toque de atención al respecto en el último número de su revista.

21 de noviembre de 2006

*FANGANOSO


En una entrevista reciente, Lou Marinoff responde a una pregunta advirtiendo: «entramos en terreno fanganoso». Quien puso fanganoso no fue él, claro está, sino su traductor. Se le juntaron en la cabeza pantanoso y fangoso y del choque salió este adjetivo incorrecto... que, sin embargo, resulta más expresivo que los adjetivos correctos. A veces hay errores que merecerían ser tratados como hallazgos.

20 de noviembre de 2006

20-N


Quedan en España otros monumentos a Franco, pero ninguno como este de Melilla que lo representa «de pie, apoyado sobre un bastón, con uniforme militar y con unos prismáticos en el cuello». Si a todo eso se le añade el sombrero de ala ancha, aunque hubiera mil estatuas suyas esta sería única en el mundo, desde luego. Y que siga habiendo gente insensible que pretenda retirar de la vía pública piezas de tan singular valor artístico...

(Terra noticias, 20.11.06)

19 de noviembre de 2006

*HOSCURA


Hosco y oscuro son dos palabras emparentadas no sólo por lazos fonéticos. También el significado originario de hosco (del latín fuscus, pardo) aplicado a personas era ‘de color oscuro, como el de los mulatos’. Ya se sabe además que de noche todos los gatos son pardos. O sea, que en la oscuridad todo es hosco. De modo que el autor podría haber escrito deliberadamente «hoscuras horas» con intención digamos que expresiva. Esta es la explicación indulgente de la errata. Pero es una explicación que queda debilitada cuando en otro número de la revista y en la misma sección leemos:


Cierto, un poco de dolor sí que dan estas cosas cuando uno se las encuentra escritas en publicaciones de muy amplia difusión.

18 de noviembre de 2006

La Cultura del Ministerio


Como advierte César, parece que el responsable del desaguisado no es tanto el periódico que sacó la noticia como el Ministerio (¡de Cultura!) que difundió la nota. Pero un acontecimiento anual como los Premios Nacionales de Traducción merecía algo más de cuidado. O al menos de respeto con los nombres de Erasmo –que no fue el creador de un programa de intercambios para estudiantes-, de Lucrecio –que no fue una cantante de salsa- y de Petrarca –que no fueron cuatro, sino uno-.

(Publicado en El País, 17.11.06)

17 de noviembre de 2006

USUARIO


Ejercicio de agudeza visual: ¿a cuál de las dos imágenes corresponde la expresión «usuario de los servicios sanitarios»?. (Leer más)

15 de noviembre de 2006

13 de noviembre de 2006

BCN



A unos se les identifica con las tres primeras letras de su nombre (MAD es Madrid, BOS es Boston, SOU es Southampton); otros adoptan las iniciales del nombre compuesto (CDG representa a Charles de Gaulle, en París; SLC a Salt Lake City, SLP a San Luis de Potosí); una tercera fórmula consiste en comprimir el nombre escogiendo tres letras de él, pero no necesariamente las primeras (BIO para Bilbao, ZRH para Zúrich) y en otros casos se imponen criterios enigmáticos al alcance sólo de los más enterados. En el código de de aeropuertos de la IATA que rige en la aeronáutica mundial, cada destino es denominado con tres letras mayúsculas escogidas con criterios de economía y precisión. Lo que no parece habitual es que esos signos pasen a emplearse por el común de los hablantes como alternativa al topónimo de la ciudad. Sin embargo empieza a ocurrir en algunos casos, el más significativo de los cuales es Barcelona: BCN. Podemos verlo así escrito en anuncios publicitarios, en rótulos de comercios, en logotipos de empresas y, cómo no, en la pantalla de los teléfonos móviles de muchos jóvenes. Lo sorprendente es que también haya adoptado esa grafía un periódico catalán que, cada vez que se refiere a la capital, escribe BCN. Y más aún: hasta el propio Ayuntamiento hace uso de ella en alguna de sus páginas electrónicas oficiales. ¿Estaremos ante un nuevo mecanismo de formación de topónimos cuyo ejemplo seguirán cualquier día otras ciudades? ¿Será una moda pasajera de la que dentro de unos años sólo quedará un recuerdo abochornado? Quién sabe.

(Publicado en Juego de Palabras, del suplemento cultural 'Territorios' de El Correo, 8.11.06).

12 de noviembre de 2006

Encadenado


Es lo que tiene el periodismo deportivo, tan amigo de tomarse licencias. Se juntan una metonimia (banquillo por equipo) y una metáfora hiperbólica (atar de por vida por mantener vinculado), se aplica todo eso a un entrenador que casualmente tiene el apellido Cadenas y sale algo parecido a un chiste un poco absurdo.

(Portada de Diario de León, 10.11.06)

11 de noviembre de 2006

Más comillas


Unas comillas inexplicables, porque no hay ironía, ni hipérbole, ni uso figurado del verbo inundar. La foto de portada muestra una calle cubierta por el agua, o sea, inundada. Es más: el texto posterior precisa que la avenida quedó inundada literalmente. ¿Por qué, pues, las comillas? Una muestra más de esa manía entrecomilladora que inunda los periódicos.

(Portada de La Gaceta de Salamanca, 11.11.06)

10 de noviembre de 2006

'DAR EL CAMPANAZO'


Hasta ahora las acciones inesperadas o sorprendentes de alguien se expresaban con la locución «dar la campanada». Pero al parecer no basta con la comparación con el ruidoso efecto del badajo cuando choca contra la campana. Se trata de ir más lejos, y referirse al golpe dado con la misma campana: el campanazo. Un poco violento tal vez, pero hay que reconocer que bastante gráfico.

No sólo Almodóvar está dispuesto a atizar a alguien con una campana. En el periódico deportivo Sport (10.11.06) aparece la versión futbolera del dicho: «El Celta se convirtió en el séptimo equipo de Primera en quedar eliminado de la Copa del Rey, sólo cuatro días después de dar el campanazo en el Santiago Bernabéu». Ahora entiendo por qué al acabar el partido del domingo los jugadores merengues se preguntaban qué habían hecho para merecer aquello.

9 de noviembre de 2006

SENTENCIAR


No termina de convencerme este uso tan atrevido del verbo sentenciar, y menos si aparece en un titular de primera plana a cinco columnas. No se puede sentenciar a secas. La sentencia debe tener un contenido (sentenciar a muerte, a cadena perpetua, a pena de destierro) que ha de explicitarse en el enunciado.

8 de noviembre de 2006

'GLAMOUR'


Se está jugando en Madrid un torneo de tenis femenino donde participan las principales estrellas mundiales de este deporte. O las mejores raquetas, si prefieren la metonimia consagrada en la jerga del ramo. Con tan fausto motivo la prensa ha sacado a relucir la palabra glamour. Me presto a hacer de recogepelotas, y tomo unos pocos titulares encontrados en la red: «Madrid se sumerge en el tenis-glamour» (El Mundo); «Sharapova-Dementieva: glamour ruso en el Arena» (As); «El glamour forma parte de Sharapova» (Univisión); «El tenis glamour» (Diario de Yucatán).

Otra vez a vueltas con el glamour. El término tiene su origen –faltaría más- en la lengua inglesa, donde había sido poco empleado hasta que, allá por los años 30 y 40 del pasado siglo, entró en el celuloide. Con él se expresaba el atractivo que inspiraban en los espectadores algunas actrices de particular renombre y agraciada estampa, en especial las protagonistas de películas de amor y lujo.

Pero hoy se ha extendido hasta límites insospechados, y el «glamour» o «glamur» es una especie de sello de distinción aplicado tanto a una persona como a una indumentaria como a un acontecimiento social. Algo o alguien tiene glamour cuando así lo deciden los patriarcas de la moda o los cronistas de sociedad, sin que se sepa muy bien a qué diablos se refieren. Unas veces es elegancia, señorío o esplendor; otras, simpatía, hechizo o encanto personal. No hay reglas ni cánones para que algo sea glamuroso, y eso hace que el oyente sea libre de considerarlo sinónimo de cursi, relamido, empingorotado, currutaco o gomoso. El riesgo de las palabras aromáticas –y esta lo es- radica en que se pueden volver apestosas. Abran la ventana, que no hay quien soporte tanta memez.

(La fotografía, de 20minutos)

7 de noviembre de 2006

*APOSDATAR


Seguramente quiso escribir apostilla, pero como era el final de párrafo se le cruzó la posdata. Y nació un verbo delirante: aposdatar.

(De El País, edición de la Comunidad Valenciana, 3 noviembre 2006, en un reportaje sobre 'blogs' de profesores de Lengua).

6 de noviembre de 2006

Brillo y esplendor de las comillas


Observen las comillas en los textos de periódico. Cada vez hay más, no sólo en el cuerpo de los textos sino en los mismos titulares. La continuidad de Luis Aragonés, pendiente de unas «connotaciones». Montilla dice que no gobernará «a cualquier precio». Nace «Yoigo», el cuarto operador de telefonía móvil. Miguel Sebastián es el «destacado político» que competirá con Gallardón. Y así. Interesante herramienta, ésta de las comillas. Un recurso tipográfico con variadas utilidades, que tan pronto sirve para encerrar una cita textual o las palabras literales de alguien como actúa avisando del empleo figurado de un término. Es cierto que quizá se esté abusando del periodismo declarativo, el que gira en torno a lo que dicen los políticos y las personalidades públicas en lugar de fijarse en sus acciones (sigue)

4 de noviembre de 2006

Los gazapos de Roberto Arlt


Prohibido pisar el esófago.

El primer capítulo de El juguete rabioso se titula “Los ladrones”. En cierto pasaje, Arlt escribe:

Un agente de policía cruzó el herbero de la plaza hacia nosotros.

De acuerdo con el DRAE, herbero (del lat. herbarius) no es otra cosa que el “esófago o tragadero del animal rumiante”. Siendo esto así, será difícil representarse un esófago de vaca que descanse en una plaza y que, además, sea cruzado por un agente de policía.

Sin duda, Arlt relacionó el sonido de herbero con la hierba de la plaza, y obró en consecuencia, utilizando aquel vocablo en lugar de, por ejemplo, césped.

Fernando Sorrentino, otro atrapado por el fervor de las palabras, publica en el último número de la revista Espéculo un trabajo donde enmienda la plana a Roberto Arlt. Anota algunas imprecisiones léxicas cometidas por el autor argentino en una de sus novelas más notables: El juguete rabioso (1926). Lo cual vuelve a demostrar la verdad del dicho «Hasta el mejor escribano deja caer un borrón» (seis borrones, en este caso) y de su equivalente latiniculto «Quandoque bonus dormitat Homerus».

3 de noviembre de 2006

Arte de la conversación


En alguna parte cuenta Rafael Azcona el caso de un barbero de los de antes que, al empezar la faena con el cliente, le decía a éste:
- ¿Con conversación o callado?
Si le pedían que mantuviera cerrada la boca, no decía ni mu en todo el rato. Pero si el cliente optaba por la plática, entonces el barbero preguntaba:
- ¿Dándole la razón o con controversia?
Un sabio, este barbero.

2 de noviembre de 2006

IMPÍO



Acaba de cumplirse el 50 aniversario de la muerte de Pío Baroja. Todo han sido elogios, ditirambos y gratas evocaciones. Pero no está de más recordar la persecución que padeció en su tiempo desde distintos frentes. El más fiero, la clericalla encabezada por este fenómeno jesuita, el P. Pablo Ladrón de Guevara, quien acuñó la famosa tríada de epítetos que acompañarían de por vida al novelista: impío, clerófobo, deshonesto. En la imagen, el apartado que le dedica en su abracadabrante Novelistas malos y buenos (tomado de la 2ª ed. aumentada, Bilbao, El Mensajero del Corazón de Jesús, 1910).

*DESCOMPLICADA


La necesidad creciente de ofrecer a los castellanohablantes unas pautas para el conocimiento y el buen uso del código de la lengua justifica por sí sola la aparición de libros como La gramática descomplicada (Ed. Taurus), recién salido del horno de Álex Grijelmo. Buen divulgador de las cosas del idioma, Grijelmo hace suyo el principio de «enseñar deleitando» que ya aplicó a apreciables títulos suyos anteriores como Defensa apasionada del idioma español o La seducción de las palabras. Ahora bien, la amenidad no puede servir siempre de patrón de medida para explicar las cosas. La gramática castellana es complicada per se. Y contentos deberíamos estar al compararla con la de otras lenguas con códigos mucho más diabólicos, frente a las cuales parece cosa de niños. Es algo aventurado pretender, como hace Grijelmo, que suprimiendo unos cuantos tecnicismos filológicos la hacemos más accesible. Y la osadía raya el disparate cuando, en lugar de ofrecer la definición rigurosa de los fenómenos gramaticales, el autor recurre a símiles un tanto pueriles: los pronombres son personajes que «desean ir de incógnito de por la vida». Los acentos, «multas impuestas por los agentes de policía de la lengua a las palabras que incumplen las leyes». La oración es un tren y el verbo su locomotora. Valdrían como recursos didácticos... si sirvieran para entender la gramática y no para embarullarla más con explicaciones estrafalarias. Así se entiende que, en vez de decir «simplificada», el autor haya optado por «descomplicada», raro vocablo que ni siquiera aparece en el diccionario.

(Publicado en 'Juego de palabras', del suplemento cultural 'Territorios' de 'El Correo', 1.11.06)