2 de abril de 2010

CERÚLEO


Es cosa sabida la diferencia entre «céreo» (‘del color de la cera’) y «cerúleo» (‘del color azul, propio del mar, de los cielos despejados, de los grandes lagos’, según la lírica definición del DRAE). Pero ¿cómo resistirse a la tentación pedantesca, incluso en una crónica de fútbol? Lo curioso del caso es que hubiera bastado con el primero de los adjetivos, sin lanzarse a las procelosas aguas de la literatura enfática para acabar incurriendo en penalti. Total: que por obra y gracia del cronista, el merengue acabó traspasado al Celta de Vigo, como quien dice.


(El País, 15.03.2010)