7 de marzo de 2011

Para la violencia de género

El lenguaje oficial no cesa de darnos sorpresas. Creemos que debería ser una cosa precisa, exacta, libre de ambigüedades y despojada de toda connotación subjetiva. Pero a menudo se presenta bajo la forma indescifrable del acertijo, cuando no de la pura y simple necedad. Un ejemplo: el nombre del organismo público ocupado de la protección de la mujer frente a los actos de brutalidad. Eso que llaman, de forma no demasiado acertada pero ya admitida, la «violencia de género». Pues bien, la entidad recibe el nombre de «Delegación del Gobierno para la Violencia de Género».  Así viene escrito en la página del ministerio —el de Sanidad, Política Social e Igualdad— donde se integra. Con sus reglamentarias, ostentosas y burocráticas mayúsculas iniciales, con su no excesiva longitud si se compara con otros hinchados nombres de cargos, que parecen ideados para dar la razón a esa teoría piramidal de las malas organizaciones según la cual cuanto más largo es el título menos importante es el puesto. Pero ¿por qué se declara «para» la violencia y no «contra» la violencia? La preposición «para» corre el riesgo de ser entendida como un indicador de finalidad positiva (a favor de la violencia, para fomentar la violencia), mientras que «contra» indica una inequívoca oposición a los abusos. El absurdo gramatical resulta más incomprensible si se tiene en cuenta que en el mismo organigrama ministerial ya existe una «Dirección General para la Igualdad en el Empleo y contra la Discriminación», con sus paras y sus contras puestos donde corresponde: el empleo es digno de protección, así que hay que trabajar para ello; la discriminación ha de ser perseguida, de modo que se actúa contra ella.  ¿Por qué, entonces, un organismo para la violencia llamada de género? Ya que no damos con la manera de detener la sangría, al menos intentemos no sembrar confusiones con las palabras que la rodean.

3 comentarios:

June Fernández dijo...

Imagino que la idea de fondo es "para abordar la violencia de género", pero vaya, desde luego que a todas luces el uso del "para" en vez del "contra" es absurdo.

Respecto al término "violencia de género", cada vez le tengo más manía, porque es de lo más difuso y no ayuda a comprender la realidad que define. Creo que hemos de reivindicar "violencia machista": creo que la gente la asume bien (es decir, que no resulta forzado) y que deja claro que la causa de la violencia es el machismo, lo cuál nos lleva a la raíz del problema.

Saludos,

Propílogo dijo...

Y cuántas veces piden en la puerta de la clínica una ayuda para el SIDA.

Saludos de vecino, al parecer. Y mil gracias por el twiteo.

Anónimo dijo...

Aludir a la violencia que se ejerce por razón del sexo, es decir, a la violencia sexista (ojo: sexista, no machista, porque también sería sexista la violencia ejercida por las mujeres contra los hombres por el simple hecho de ser hombres) con el sintagma "violencia de género" constituye -en lengua españaola- una necedad superlativa (que debería estar tipificada en el código penal). Cuando un castellanohablante mínimamente escolarizado oye esa expresión (traducción mocosuena del inglés "violence of gender"), enseguida se pregunta: ¿de qué genero es esa violencia: del sádico, del masoquista, de navajazo en el bajo vientre, del puñetazo en la boca...?